Luna
- Eurus
- 16 jul 2017
- 2 Min. de lectura
Luna creció con un espíritu débil y carácter enamoradizo. Solitaria y sin nadie que la cuidase, durante mucho tiempo se pasó viendo desde la lejanía todas las gentes y planetas con los que soñaba tener, algún día, contacto.
Durante muchos años, vivió enamorada de Sol. Ella giraba y giraba a su alrededor, intentando llamar su atención. Él, egoísta, solo queria verla bailar.
Luna, al final, triste y dolorida, se resignó a seguir su camino sola, en medio de una gran oscuridad. Sentía que su luz solo era el reflejo de lo que ardió entre ellos. Pero a veces, cuando el amor arde demasiado, acaba quemando.
Luna ahora era débil, enamoradiza y se había quemado.
Años de soledad abrumaron de nuevo a Luna. Casi habiendo perdido la esperanza, un día, se fijó en unas gentes diminutas, en un planeta cerca de ella. ¿Cómo había estado tan ciega de no haber visto aquellos seres diminutos que parecían no dejar de mirarla? Se fijó durante días que siempre había alguien vigilándola, hablándole.
De nuevo, una pequeña llama surgió dentro de ella. Pero esta vez, actuaría con mas cautela. Pasó mucho tiempo y se dió cuenta que siempre alguien le escribía versos de amor, alguien lloraba al verla, se besaban bajo su mirada... Poco a poco, Luna empezó a mirar con cariño y deseaba conocer todas las historias que ellos le querían contar.
De repente, Luna despertó un día y al abrir los ojos, vió como se acercaban unos pocos de aquellos seres. Nerviosa, pensó que sería su oportunidad de volver a abrirse, de conocerlos y vivir una gran historia a su lado.
Sin embargo, cuando aquellos seres llegaron, la aplastaron con sus pequeñas patitas y naves, sin pedir permiso, sin pedir perdón. Confusa, empezó a sentirse mal. Aquellos seres ahora se mostraban más fríos y con desprecio y sin miramientos, le clavaron una bandera.
Y Luna se echó a llorar.
La habían usado como un trofeo.
Y entendió muchas cosas.
Y entonces, Luna se hizo feminista.
Y así
nadie
la volvería a quemar.

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